La experiencia japonesa que más ilusión le hacía a Mónica Naranjo era ver un espectáculo de geishas. “Estoy en shock porque para mí es un privilegio estar delante de mujeres como vosotras”, les dijo al verlas. El trabajo de las geishas en Japón es entretener a los hombres: les sirven comida, té, les dan conversación y les hacen un espectáculo musical. Mónica vivió todo eso e incluso fue un paso más allá: ¡pidió estar a solas con una de ellas!
Mónica quiso hablar con la geisha “de artista a artista”. Además, charló con ella sobre la mujer que había debajo de toda esa apariencia y descubrió algunos de sus secretos, como qué hacen si les gusta un cliente. Para despedirse, consiguió casi imposible: ¡un beso!