Carlota es una superviviente nata. Es una chica lista, deslenguada y que aprende rápido: así sobrevivió durante su infancia en un orfanato que prefiere no recordar demasiado. Trabaja de camarera en un bar de Madrid y cuando ya debe, como es habitual, varios meses de alquiler del cuchitril donde vive, piensa en sacarse algún extra con el robo de unas acuarelas en la galería de arte donde está sirviendo un catering…. Tras el fenomenal revuelo, sale airosa, pero alguien la ha estado observando… Se trata de Armando, un ladrón de guante blanco guapo, sofisticado y experto en arte, que lleva a su casa a Carlota y la convence de que sea su alumna para aprender a robar en museos. Florencia, Barcelona, ropa cara, modales refinados, hoteles de lujo, joyas, subastas… Carlota podría acostumbrarse a esa nueva vida. Pero ¿quién es Lula Quirós, la misteriosa y riquísima mujer para la que ambos trabajan? ¿Por qué vive aislada en su «cárcel de aire»? ¿Y qué nexos comunes y turbios conectan el pasado de los tres personajes?
La cárcel de aire es un endiablado juego de cajas chinas, donde nada es lo que parece. Vestido con la evocadora imagen que proporcionan museos, obras de arte de valor incalculable, casas de subastas exclusivas o elegantes mansiones, la trama nos adentra en el misterioso y sofisticado mundo de los ladrones de guante blanco. Aquellos que aman el arte por encima del dinero; que no soportarían la idea de dañar un cuadro o romper una escultura, al igual que no soportan la idea de ejercer violencia en sus robos. Pero 'La cárcel de aire' no es solo una apasionante historia que nos convierte en imaginativos ladrones en los lugares más protegidos del mundo. Es un rompecabezas donde el lector irá colocando las piezas que conformarán el mapa de un plan elaborado con paciencia e inteligencia para ser ejecutado a la perfección. Ese plan se llama venganza.