El sujeto es un sádico inquisidor, se excita sexual y emocionalmente causando dolor mientras intenta sacar información a sus víctimas. Disfruta con la resistencia que oponen sus víctimas. Un hombre de entre 30 y 45 años lo bastante fuerte como para someter a otros hombres. Es posible que sufra un trastorno de estrés postraumático. Se aprovecha de la buena voluntad de las víctimas para secuestrarlas en sus propios vehículos. Cada vez está más desesperado e inestable.