Además de fibras de tela en sus uñas, que demuestran que la víctima se arrancó la ropa, J.J. Jareau descubren que el responsable de su muerte usó en varias ocasiones un desfibrilador para reanimar a la víctima y que ésta entró en el congelador de forma voluntaria. “¿Por qué haría algo así?”, se pregunta J.J.