Después de asegurarse que su víctima tiene agua suficiente y un sitio para hacer sus necesidades, el secuestrador tapa el zulo subterráneo y coloca un coche antiguo encima para evitar que sea descubierto. Según el FBI, su intención no es matar a las víctimas, sino darles un escarmiento por un trauma que a él le sucedió de niño.