Llegó al Maribáñez con el objetivo de cambiar su destino. Cristóbal Soria tenía una misión, la de convertirlo en un equipo ganador. El experto en fútbol y los jugadores habían logrado una complicidad que les estaba elevando hacia esa meta, pero todo se truncó de pronto.
La despedida de soltero de Will la noche previa a uno de los partidos supuso un antes y un después. Toda la plantilla salió de fiesta y Cristóbal decidió no pasarlo por alto. Aquello desencadenó en una fuerte discusión en el vestuario que acabó con Soria abandonando su puesto.
Y, aunque en un principio los jugadores se mostraron enfadados y extremadamente tensos, aquello supuso un considerable palo para ellos. La marcha de Cristóbal parecía haberse llevado sus fuerzas y sus parejas fueron las primeras en notarlo.
Después de apoyar a sus novios y maridos, todas ellas tomaron una importante decisión: buscar a Cristóbal allá donde estuviera para convencerle de que volviera al Maribáñez. Dicho y hecho. Las mujeres del equipo se dirigieron hasta el estadio del Sevilla, el Sánchez Pizjuán, para mantener una conversación con él.
“Vuelve al Maribáñez”, comenzaban. “En nombre de todos, de verdad. Has sumado mucho, han ganado un montón de confianza tanto dentro como fuera del terreno de juego. Están súper arrepentidos. Chiquillo, vuelve”.
Pero el experto no parecía fácil de convencer y, finalmente, les pidió un tiempo para darle una última vuelta al asunto: “Os agradezco mucho que hayáis venido hasta aquí pero no tengo más fuerzas. Me comprometo a que le voy a dar media vueltecita más, pero mi decisión está tomada”.