Tras morirse de los nervios y hacerle a Saray jugar con ella a ensayar cómo iba a saludar a José una y otra vez, el momento más esperado de la Rebe ha llegado… ¡José estaba allí! Como si de una película a cámara lenta se tratara, el joven ha caminado hasta ella y… Ha ido directo a coger a su hijo, a ella ni le ha mirado.
Sí, como si fuera un novio esperando a la novia en el altar o una princesa esperando a su príncipe azul. La Rebe ha vivido con la mayor de las intensidades el reencuentro con el amor de su vida pero digamos, que no ha sido como ella esperaba. Todo era perfecto, ella estaba guapísima y él caminaba hacia ella como en cámara lenta. Estaba más alto, más guapo, más delgado… ¡Más de todo! De hecho, la joven ha tenido claro que sí, que era el amor de su vida y que quería volver a estar con él, pero… No sabemos si él ha pensado lo mismo.
José ha andado muy rápido hasta que ha llegado junto a su pequeño y le ha abrazado con unas ganas infinitas. José estaba feliz de volver a tener entre sus brazos a su hijo, pero ¿Y a la Rebe? De momento, ni la ha mirado a la cara así que no sabemos si le ha gustado verla, ha sentido vergüenza o preferiría que no le hubieran dado una sorpresa así.