Para Raquel Salazar, la cirujana estética Yiyi es su gran musa. Se acerca hasta su clínica para darle el brilli vestido que le encargó y lo cierto es que le queda ideal. Pero cuando llega el momento de la despedida… ¡Un momento! Raquel no se va a ir de allí con las manos vacías.
Yiyi considera que el brazo de su modista “está fatal” y le habla de un retoque estético que va fenomenal para quitar la flacidez. Dicho y hecho. Raquel se tumba en la camilla y en un unos minutos, ya están manos a la obra.
Pero Yiyi no está solo para asuntos estéticos. La cirujana le ha recomendado a las Salazar pedir cita en una psicóloga que les eche una mano en la brecha familiar que mantienen con Raquelita, la otra hija Salazar.