Sin decirle a dónde iban, Noemí Salazar se ha subido al coche de su madre y le ha pedido que la llevara los más lejos que pudiera. Raquel estaba muy nerviosa porque no sabían que estaba pasando, pero cuando ha comprobado que su hija quería romper con uno de sus miedos, le ha apoyado y casi forzado a que se subiera por primera vez en un autobús.
Noemí había mentido a sus amigas las Pijitanas y les había dicho que se había subido ya un montón de veces a un autobús, pero la verdad era que seguía sin haberse subido a un autobús ni sola ni acompañada a sus 28 años de edad. La joven no se podía ir de viaje con ellas y subirse en un barco cuando no se había subido ni a un autobús, por lo que ha decidido acabar con uno de sus miedos.
A Raquel no le ha hecho gracia saber que su hija se iba a ir sin ella de viaje, pero una madre es una madre y ha querido estar al lado de su hija en este nuevo reto que la vida le ponía delante. Noemí lo ha intentado con el primer bus que ha pasado, pero no lo ha conseguido. Así que Raquel, casi la ha empujado a que se subiera en el siguiente. Le ha prometido que ella iría detrás con el coche y eso le ha relajado.
Noemí Salazar se ha sentado detrás del conductor y superados los nervios, sudores fríos y la risa nerviosa ha llamado a su madre para decirle que sentía “realizada” y que se estaba hasta fresquito allí dentro. “¿Qué pensabas que era Guantanamo?”, ha bromeado Raquel al escuchar a su hija y antes de hacer que la llamada se colgaba y dejarla tirada, si es mayor para irse con sus amigas y olvidarse de su madre, que fueran sus amigas las que la recogieran del autobús en la siguiente parada.