Las expectativas que tenían Kiki y Fali no se han cumplido. Cuando les dijeron que podrían trabajar en un Hotel, ya se imaginaban con su uniforme de camarero. Pero la realidad ha sido bien distinta y los trajes que se iban a enfundar eran los de un calamar y un granjero: “Yo no me merezco esto”, han dicho cuando se disponían a repartir publicidad del restaurante en la playa. Y en vista de que no dominan el inglés, han decidido hablar “a lo Tarzán” para intentar captar clientes extranjeros.