Melody da un paso más para superar su miedo y se mete en una cabina repleta de saltamontes: “Estoy en shock”
La cantante se niega a comer saltamontes en un restaurante mexicano: “Todavía sigo con náuseas”
Melody, tras meterse en un habitáculo cerrado con cientos de saltamontes: “No me lo creo”
Melody da un paso más para superar su miedo y se mete en una cabina repleta de saltamontes
Melody se enfrentaba a sus fobias en ‘Los miedos de…’, un miedo que le impedía pronunciar hasta la palabra en la presentación: “No quiero ni decir el nombre”. “Es que no puedo con ellos, con los saltamontes”, confesaba poco después la cantante.
“Yo pensar en las patas, y que te toca, y que está saltando… es que me da un repelús, no lo puedo evitar”, contaba mientras temblaba de solo pensarlo.
Para enfrentarse a su miedo Melody eligió a María José, una persona que para ella es de ‘pata negra’, ya que de niña perteneció a su club de fan y de mayor se convirtió en su mejor amiga.
“Hoy espero poder mirar de frente a un saltamontes y no volverme loca”, se proponía Melody antes de enfrentarse a las primeras coordenadas. El primer lugar al que llegaban era un restaurante mexicano con una sorpresa que les cortaría toda diversión: tenían que degustar todo tipo ce insectos… entre ello, ¡saltamontes!
“Yo estaba con unas náuseas… y sigo, no se me han quitado, si lo recuerdo me da una angustia que me muero”, aseguraba la artista después de negarse en rotuno a probar los saltamontes. “No los pruebo yo ni muerta”, zanjaba Melody.
En su siguiente parada, tras no superar la primera prueba, la cantante se enfrentaba a la consulta del psicólogo José Elías. Durante la terapia de hipnosis, el profesional consiguió, por fin, que Moelody cogiese e interactuase con un saltamontes. “No sé si podría volver a conseguirlo, pero por lo menos ya lo he conseguido”.
En la tercera y última parada, Melody y su amiga llegaban a un lugar que parecía sacado de sus peores pesadillas: una habitación diáfana y en medio un habitáculo transparente lleno de saltamontes.
Un experto en animales exóticos destacaba las virtudes del insecto y la nula capacidad que tienen de hacer daño. “¡Ni muerta!”, se negaba rotunda mientras quería abandonar el lugar. “Una cosa es que pongamos 100 saltamontes, pero es que ahí hay 1.000”.
Finalmente, Melody accedía a la cabina repleta de saltamontes para conseguir superar su miedo. “Me va el corazón a mil, me va a dar algo”, decía la cantante dentro abrazada a su amiga y antes de salir despavorida del habitáculo cuando el experto empezó a soltar más insectos. “He notado como me caían por el pelo, tengo los pelos de punta. Estoy en shock, no me creo que haya podido meterme ahí”, aseguraba emocionada.
Además, una vez fuera, Melody se percató que llevaba un saltamontes en el pantalón y, lejos de asustarse, la cantante lo cogió con sus propias manos para mostrarlo orgullosa. “Estoy muy contenta de haberlo conseguido. Estoy muy nerviosa...”, comentaba orgullosa.