La colaboradora de ‘Sálvame’, Chelo García Cortés, se enfrentaba a sus fobias en ‘Los miedos de…’. “Tengo miedo a los espacios cerrados”, confesaba Chelo si saber todavía lo que le esperaba.
La periodista del corazón eligió de acompañante a Sofía Cristo, hija de su amiga Bárbara Rey y con la que mantiene una relación muy cercana. “Yo no tengo hijos, y yo siempre la he considerado ‘mi niña’. Ojalá que, si yo hubiera tenido una hija, hubiese sido como Sofía”, aseguraba al reencontrarse con ella.
Las coordenadas de la tablet que portaba Sofía Cristo indicaban que Chelo tenía que superar tres paradas para superar su miedo.
“Esto es peor que mi encuentro con la Pantoja”, auguraba Chelo al acercarse a la primera parada. Y parece que sus presentimientos no iban desencaminados, solo con la propuesta de los montañeros de entrar a una cueva, Chelo se quedó totalmente bloqueada. “Yo cuando tengo miedo puedo perder los papeles. Puedo ser un poco violenta para salir de cierta situación…”, advertía la periodista mientras se decidía a entrar en la cueva.
En plena travesía por la cueva, a Chelo le asaltaron los nervios, decidía sentarse y no continuar con la aventura. “La verdad es que he visto a Chelo muy mal, ha sido un cuadro”, comentaba Sofía. “Siento fallarte, pero yo me quedo aquí”, le decía Chelo que una vez fuera se explicaba: “Me entró mucha ansiedad, me faltaba la respiración, me temblaban las piernas… me ha podido el miedo”.
En la segunda parada, Chelo se enfrentaba al gabinete del doctor José Elías donde donde se sometía a una sesión de hipnosis. “Llevo desde los 11 años haciéndome la valiente, tenía que enfrentarme a mis miedos y mis miedos y mis angustias, al suicidio de mi madre...”, aseguraba tras la sesión.
Por último, Chelo García Cortes descubría con estupor que su tercera parada era un cementerio. Para superar su miedo, la colaboradora tenía que simular su entierro, tenía que meterse en una caja de madera que después sería introducida en una tumba de cemento.
Pese al miedo, Chelo se armó de valor y decidió a las primeras de cambio meterse en la caja. “No voy a llorar, si tengo que meterme, me meto”, aseguraba valiente. Aunque una vez dentro y antes de cerrar la caja, la colaboradora no lo tenía tan claro.
Finalmente, Chelo conseguía superar el reto con mucha angustia y destrozada. “Sé que no ha sido mucho tiempo, pero lo he pasado muy mal”, comentaba con Sofía. “Hoy he dado un paso hacia delante… ya no volveré a decir que tengo miedo a meterme en una caja”, aseveraba una vez fuera de la caja.