Según nos informa un guardia civil anónimo, los nombres de los casos policiales siempre están relacionados con el suceso en cuestión, pero, a poder ser, de una forma críptica. En el caso de Lezo, la elección de esta designación tiene su miga: hace referencia a un almirante español llamado Blas de Lezo que, en el siglo XVIII, defendió el puerto de Cartagena de Indias del asedio de los barcos ingleses.
Hasta aquí, ¿qué tiene que ver esto con Ignacio González? Pues que el expresidente de la Comunidad de Madrid, principal implicado, denunció haber sido espiado en el año 2008 allí, en Cartagena de Indias, cuando se encontraba en un viaje oficial. Por lo demás, no tienen ningún vínculo genealógico.
No existe ninguna persona en concreto que deba poner nombre al caso, sino que es aquel que lo abre quien debe escribirlo en su carpeta cortrespondiente. Algunos son extremadamente básicos, como el caso 'Edu'(de 'Educación') pero otros están tan encriptados que ni el código Da Vinci. Por ejemplo, la famosa operación Pokemon, que hacía referencia a una larga trama de corrupción en Galicia, cuyos imputados fueron detenidos uno a uno, como ocurre en el videojuego.
Tal greguería nos parece simpática, pero, en general, hay unas pautas mínimas a la hora de elegir la nomenclatura, que tienen que ver con las circunstancias que rodean la investigación:
El ejemplo más claro lo tenemos en casa. La operación ‘Malaya’ es el resultado de la conjunción de las palabras ‘Málaga’ y ‘Marbella’, que fue el área de investigación de la corrupción urbanística que llevó a la cárcel Julián Muñoz, Isabel Pantoja y Mayte Zaldívar. El caso 'Temple' designa el nombre del hotel donde se destapó una red de narcotraficantes y la operación 'Puerto' viene del puerto de montaña de Navacerrada, donde se incautó una trama de dopaje.
Tres casos míticos: el ‘Gürtel’, que en alemán significa ‘Correa’ y que, como todos sabemos, se corresponde con el apellido del cabecilla de la trama. Algo similar pasó con el caso Púnica, cuando se optó por coger el nombre científico del granado, en latín Punica granatum y la operación concluyó con la detención de Francisco Granados, principal implicado de la trama. ¿Recordáis el caso ‘Abanico’? Esta operación llevó entre rejas a uno de los miembros del clásico grupo musical ‘Locomia’, famosos por sus coreografías con llamativos abanicos, por distribución de sustancias psicotrópicas.
Aquí hay múltiples ejemplos: la operación ‘Nécora’, por estar localizada en Galicia y ser éste su plato de referencia; el caso ‘Ballena blanca’, por blanqueo de capitales, al igual que el caso ‘Delfín’, el 'Boquerón' (contrabando) o el 'Pulpo' (acoso laboral).
También encontramos algunos llamativos juegos semánticos que describen el estado en el que se ha encontrado un cadáver, punto de partida de la inspección. ‘Churrasco’ nos da una idea de lo carbonizado que estaba un cuerpo hallado en la Comunidad de Madrid (el nombre se cambió después) y ‘Puzzle’ del grado de descuartización de un colombiano muerto en la misma comunidad.
En definitiva, éste es un sistema que, además de demostrar el dominio de la metáfora de nuestras fuerzas de seguridad para escoger nombres de operaciones, es muy efectivo tanto para su organización interna como para la de la prensa.