“Lo que pasa por la mente de un criminal lo sabe él y los demás podemos intuirlo por los indicios y por las pruebas que se van acumulando”, decía Baltasar Garzón tras escuchar las informaciones sobre el asesinato de Isabel Carrasco y añadía: “Lo que sí se nota es que hay una clara premeditación, un claro planeamiento, sosegado, no es impulsivo y además planean deshacerse del arma tirándola al agua”.