La cabra montesa y el buitre leonado despiden 'La selva en casa'
cuatro.com
15/02/201217:33 h.Nuestro herpetólogo no podía irse de la Península Ibérica sin mostrarnos la cabra montesa. Para ello no hay mejor lugar que la Sierra de Gredos, en Ávila, aunque a Frank le sorprende la nieve con sus clásicos zuecos rojos de plástico, “no siento lo pies” nos cuenta mientras se quita las placas de hielo del interior de sus zuecos. Para ver de cerca a las cabras montesas hay que subir a 2.000 metros de altura. Por fin, el equipo de La Selva en Casa las encuentra, aunque quizás Frank y su operador de cámara Santiago Trancho, se hayan puesto demasiado cerca. Las cabras están en celo y con cualquier movimiento sospechoso podrían atacar.
Para Frank nunca se está demasiado cerca de un animal, aunque éste tenga los dientes de un cocodrilo. Es capaz de meter la mano en un charco para tocar la cabeza de un caimán, dejarse arañar por un zorro con tal de sentir sus garras o clavarse la púa de un puercoespín para mostrarnos lo que duele. Todos estos animales salvajes están en el jardín de la casa de Pedro. Una vez más Frank nos explica que estos animales no son domésticos y deben vivir en su hábitat.
Quien vive cerca de cientos de animales salvajes es José Ramón, aunque él mismo se hace llamar “Buitreman”. Hace 23 años que comenzó a admirar a los buitres leonados desde su casa y decidió convertir su hogar en un observatorio de aves. Cada mañana cientos de buitres bajan de las paredes de las montañas de Teruel hasta la casa de José Ramón para que les de su comida diaria. “Es un espectáculo impresionante”, “ en mi vida había visto nada igual”, asegura Frank. Nuestro herpetólogo no quiere irse del lugar sin intentarlo él. Y para estar cerca de los buitres leonados debe meterse donde está la carroña.
Mucho más coloridas y amables son las aves que tiene Domingo en su casa de Valencia. Vive con doscientos loros de todas partes del mundo. Algunas, como los papagayos llegan a alcanzar los 125 años de edad y los loros grises de cola roja son capaces de imitar hasta mil palabras diferentes. “Son las aves más inteligentes del mundo” nos cuenta Frank mientras se come el pienso de los loros de Domingo.
Para terminar su viaje por España Frank quiere recorrer la sierra de León en busca de tritones. En un día lluvioso y frio encuentra un tritón jaspeado, un animal precioso que puede pasar desapercibido entre el musgo. Su belleza, precisamente, ha hecho que ahora mismo se encuentre en peligro de extinción; “mucha gente lo ve y se lo lleva a casa” nos cuenta Frank.
Pero esta aventura no podía finalizar así, sin más. Frank, Santi y Sonia vuelven a casa por el camino equivocado y con algún que otro arañazo de más.