Después del asalto al Capitolio que llevaron a cabo seguidores de Trump el pasado 6 de enero, Washington se encontraba en alerta máxima ante la investidura del nuevo presidente, Joe Biden que, finalmente, se ha producido sin ningún incidente grave (sólo un hombre vestido con una túnica ha proclamado frente al Capitolio “la llegada de Dios”).
Trump ha abandonado la Casa Blanca junto a su mujer antes de la proclamación del nuevo presidente y, al contrario de lo que se temía, se ha ido sin hacer mucho ruido y prometiendo que "de alguna forma" volvería. Esta promesa no ha sido suficiente para los miembros de QAnon, que fueron alentados por él mismo a una rebelión porque los demócratadas les habían "robado las elecciones".
Durante toda la jornada, Biden ha estado protegido por 25 mil militares, a los que se ha estudiado a fondo para estar seguros de que no pondrían en peligro la integridad del nuevo presidente (12 de ellos fueron apartados por ser sospechosos de estar vinculados a QAnon) y no ha habido ni rastro de este movimiento. Por ello, después, han mostrado su indignación y decepción en Twitter.
"Soy el hazmerreir de mi familia", "Estoy avergonzado", "Esto no puede ser real" o "QAnon ha sido un maldito juego de rol todo el tiempo" han sido algunos de sus comentarios en Twitter para mostrar su descontento porque no se haya producido una "tormenta" que impidiese el cambio de presidencia.