"Noche sangrienta en Madrid: ataques con machete dejaron dos jóvenes muertos y uno herido de gravedad", "Cinco detenidos por intentar matar a un joven a machetazos en Pamplona", "Fuerte pelea con armas blancas: un machete, un puñal de nudillo, un cuchillo...", "Un joven recibe dos machetazos en otro posible ataque de la banda latina DDP"... estos son algunos de las últimas noticias que se han publicado sobre los graves incidentes que han protagonizado las bandas latinas en nuestro país.
Para conocer cómo funcionan desde dentro, cómo se organizan, cómo se reclutan a nuevos miembros... 'Horizonte' ha entrevistado a dos exmiembros de los Trinitarios, ellos son Mati y Jenni (nombres falsos). "Han hecho un enorme esfuerzo por salir de ese mundo, están integrados en la sociedad", ha contado Iker Jiménez, "pero ellos tuvieron la tentación de caer en las redes de estas bandas".
Jenni es de origen dominicano y Mati, ecuatoriano. Y hace años formaron parte de estas bandas, sus rostros están pixelados y su voz distorsionada, no quieren ser reconocidos por miedo.
Cuchillos afilados, machetes de enormes hojas... "el que más se usaba cuando yo empecé era el cuchillo jamonero al ser la hoja tan fina tenías más facilidades de esconderlo", ha explicado Mati, por su parte, las chicas también los llevan pero no suelen usarlos, ellas son las que los esconden y guardan.
"Las chicas juegan el papel de espía, de ir a la banda contraria y sacar información de dónde están, quiénes son, qué días hacen las reuniones y de llevar los machetes y cuchillos", ha relatado Jenni, "las chicas tienen más facilidad de llegar a un chico y sacar la información".
"Yo entré porque de pequeño sufrí acoso de mi madre, acoso físico, verbal y psicológico", ha explicado Mati, y el sistema de reclutamiento es sencillo, suelen acudir a campos de fútbol, hablan con ellos... "me invitaron a un partido, luego a otro, luego a un cumpleaños". Y "de ser un chico maltratado a ser maltratador", así fue como se convirtió en un Trinitario.
¿Por qué se pelean con otras bandas? "Sobre todo por trapicheo", ha asegurado Mati, "el que más dinero hace, más armas consigue", y no solo machetes, también armas de fuego. Cada semana tenían que pagar una cuota dependiendo del cargo que tuvieran dentro de la banda, "yo pagaba 100 euros", ha contado. Hasta celebran reuniones nacionales de los miembros, "se habla de dinero, de cambio de territorio... se marcan víctimas", ha relatado.
Jenni, a los 14 años, se quedó embarazada, "y dije ya no puedo más, tenía muchos problemas en casa", ha contado, "sufrí maltrato por él tanto físico como psicológico". Después se tomó unas pastillas y abortó en su casa, a partir de ahí comenzó a consumir más drogas, "para huir de la situación que estaba", ha contado Jenni. Cayó en una depresión y quiso suicidarse.