En el programa ‘Horizonte’ hablamos con distintos expertos sobre la viruela del mono, después de confirmarse 7 casos y haber otros 23 en estudio. Un virus que se expande por diferentes países, Estados Unidos, Reino Unido e Italia entre otros.
El doctor Raúl Rivas, catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca explica que “no es un virus desconocido, sabemos cómo infecta, cómo se transmite y qué sintomatología tiene”. Raúl Rivas señala que lo importante es llegar a conocer su origen.
El experto en microbiología lanza un mensaje tranquilizador, ya que se trata de un virus “fácil de localizar” y con un “periodo relativamente corto de controlar el brote”. Los síntomas aparecen entre dos y cuatro semanas, la población debe notificar la aparición de “esas vesículas cutáneas”. De esta forma, según recalca Raúl Rivas, “es presumible que en cinco o siete semanas tengamos el brote cercado”.
Ante su peligrosidad, Raúl Rivas alerta, “es un virus razonablemente peligroso, más leve que la viruela humana”. Existen dos tipos diferenciados de viruela del mono, la que proviene de África occidental, “que es la que parece que está circulando”, más leve, con “1% de mortalidad”. Pero, por otro lado, existe la procedente del norte de África, con un “20% de mortalidad”.
Se trata de un “virus que cambia poco”, lo que favorece a aquellas personas que pasan la enfermedad, “tienen una inmunidad casi para toda la vida”. No solo eso, aquellas personas con “vacunas de la viruela tienen cierto grado de inmunidad a la viruela del mono”.
El doctor Cesar Carballo adjunto del servicio de urgencias del Hospital Universitario Ramón y Cajal, ofrece la definición actual de caso de viruela del mono: “Persona con lesiones en la piel sin causas explicable en cualquier parte del cuerpo, síntomas clásicos de la viruela, fiebre de 38,5, dolores de cabeza, de espalda y los ganglios inflamados”
Tras los casos observados, los infectados tienen “vínculo epidemiológico con caso comprobable 21 días antes u hombre que ha tenido sexo con hombre”. No es una enfermedad de trasmisión sexual, pero la mayoría de casos se producen así, por intercambio de fluidos. También se ha comprobado que no hay mujeres entre los casos confirmados. El dato favorable sobre su transmisión, es que “la máxima transmisión de una persona ha sido a seis cadenas de transmisión”.
El paciente sigue siendo contagioso, según Carballo, hasta que no se caen las costras de las vesículas, lo que puede suponer un aislamiento de tres semanas.