Asunta Basterra y Rosario Porto, enterradas juntas: "Asesina y víctima nunca descansan en la misma tumba. Es como un castigo"
El recuerdo de Asunta sigue vivo 10 años después: así está el altar que le dedicaron en Teo
Asunta Basterra, diez años de un crimen sin explicación que se estudia en las universidades de Derecho y Criminología
Muchas incógnitas siguen rodeando al asesinato de Asunta Basterra a manos de sus padres.
Cuando se cumplen diez años del asesinato a manos de sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, de la pequeña Asunta, que no había llegado ni a cumplir los trece años, los verdaderos motivos del crimen siguen siendo un misterio.
Se consideró que la niña podía haberse convertido en un estorbo, se barajó el móvil económico y también la motivación sexual, pero lo cierto es que a día de hoy seguimos sin saber el verdadero motivo por el que mataron a Asunta.
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Lo que muchos no saben es que el cuerpo sin vida de Rosario Porto, que se suicidó en la cárcel de Brieva (Ávila) cuando cxumplia condena por el asesinato de su hija, fueron enterrados en la misma sepultura en la que se depositaron las cenizas de la pequeña Asunta.
La pista forestal en la que apareció muerta Asunta sigue llena de flores
Madre e hija descansan en una tumba propiedad de su familia materna en el cementerio compostelano de Boisaca, en cuya lápida no se puede ver el nombre de ninguna de ellas y es poco habitual ver símbolos de recuerdo como flores.
Donde sí que sigue habiendo un auténtico altar en honor a Asunta Basterra es en el lugar en el que apareció su cuerpo sin vida. Desde allí, el periodista Paco Pérez Caballero ha mostrado a 'Horizonte' cómo se encuentra la pista forestal de Teo, en A Coruña.
Además, Paco Pérez Caballero ha asegurado que es extrañísimo que asesina y víctima descansen en la misma tumba y que no le viene a la cabeza ningún caso igual: "Es como un castigo del que ya no te puedes librar", ha sentenciado.
El décimo aniversario de su muerte ha aumentado el número de flores, peluches y mensajes pidiendo justicia colocados en el lugar en el que el 22 de septiembre del 2013, sobre la una de la madrugada, apareció el cadáver de la pequeña. Esta pista forestal del lugar de Feros, en Teo (A Coruña), se convirtió desde entonces en un improvisado altar en memoria de la víctima.