El pasado 3 de febrero un tren de Norfolk Southern cargado de productos tóxicos descarriló en un área entre Ohio y Pensilvania. Veinte de sus vagones iban cargados de cloruro de vinilo, un gas altamente inflamable que se usa para fabricar plásticos. El accidente, además, desencadenó un gran incendio que cubrió de humo toda el área que rodea a la localidad de East Palestine, en Ohio. En 'Horizonte', la corresponsal Mamen Salas se desplaza hasta el epicentro de la nube tóxica y nos enseña las consecuencias del accidente, del cual parece que se está intentando ocultar.
"A pesar de que el pueblo ha vuelto a la normalidad, se ha dicho que los niveles de contaminación no son muy peligrosos pero aquí nadie ha dicho una palabra de si son seguros", explicaba la periodista, que llevaba una máscara de seguridad para protegerse de las posibles consecuencias del accidente de las que no se está hablando y que a futuro pueden acarrear problemas.
Como detallaba Mamen Salas, los vecinos de la zona han vuelto a la relativa normalidad porque la confusión sigue entre ellos. "Se huele el olor a quemado pero por las vías siguen pasando trenes (...) Están investigando el accidente y de momento han dicho que es por un fallo mecánico por uno de los ejes. Sindicatos han denunciado que están recortando en seguridad y el gobernador de Ohio había denunciado que no hay legislación suficiente sobre el transporte de estas mercancías", explicaba.
Más tarde, Mamen Salas también se desplazaba al río, punto clave, y daba más datos, como que las primeras consecuencias se estaban reflejando en las muertes de animales. Preocupante, además, es que los medios de comunicación no se estarían haciendo eco de lo que está sucediendo ni de la gravedad del mismo.