La corresponsal de ‘Horizonte’ en Estados Unidos, Mamen Sala, se desplaza al peligroso barrio “zombi” de Filadelfia, Kensington, donde el consumo de drogas como el fentanilo ha destrozado la vida de miles de personas.
A lo largo del día, la periodista ha podido ver a gente tirada en la calle, completamente ida y tomada por esas drogas, “dicen que cuando entras a este barrio no sales”. Los residentes aclaran que hay violaciones, atracos, que se matan y roban entre ellos, “la situación es preocupante, la crisis que está atravesando Estados Unidos”.
A finales de los noventa los doctores comenzaron a recetar medicamentos como la oxicodona, “sin ser conscientes de la adicción que creaba”. Esta medicina empieza a hacerse popular y en el año 2000 encuentran que mucha gente es adicta.
A partir del 2010 entra en el mercado negro el fentanilo, 50 veces más potente que la heroína. De las 108 mil muertes que hubo el año pasado por sobredosis en Estados Unidos, 70 mil fueron por esta droga.
El doctor Tomás Camacho, jefe de servicio de análisis clínicos en Laboratorios Vithas Lab explica que se trata de “es un derivado sintético de la morfina”. Los derivados de esta droga como el carfentanil tienen la potencia de la morfina multiplicada por 10 mil. Es utilizado para “anestesiar a un elefante”, señala el doctor, su uso es para el dolor oncológico y postquirúrgico, “a nadie se le ocurriría jamás utilizarlo fuera del ámbito médico”.
Melanie Beddises exadicta y voluntaria en Filadelfia, explica que este barrio se trata “de un mercado de drogas al aire libre, hay gente gritando ofreciendo su mercancía por todos lados”. Según lo que ha podido comprobar, la gente joven llega porque “saben lo fácil que es conseguir drogas en Kensington y cuando llegan aquí quedan atrapados”.
Una adicta a las drogas y residente de Kensington explica que conoció a su novio ahí y que la drogadicción de ambos comenzó “cuando se lesionó la espalda y le dieron pastillas muy potentes”. Otro de los adictos comenzó en su adolescencia y “sufrí abusos sexuales y eso aceleró mi adicción a la heroína”.