Jonathan: plantado y sin novia
cuatro.com
17/11/201100:09 h.El único problema que tenía Jonathan para la catalana era su obsesión por las mujeres, le gustan demasiado las faldas, y Elisabeth no estaba muy dispuesta a compartir a su hombre con el resto de la humanidad. “No estoy tan salido”, contesta él ante las acusaciones.
Luján, ante la falta de entendimiento entre la pareja, decide dar un empujoncito:
Luján: ¿tú eres un picaflor?
Jonathan: Que va, yo saco el polen. Saco lo bueno, de ésta he sacado lo bueno que tenía y me ha gustado.
Luján: ¿vienes dispuesto a dejarte enamorar?
Jonathan: Por supuesto, yo me dejo enamorar y lo que haga falta.
Luján: ¿Estamos dando un paso hacia adelante?
Jonathan: Yo ya he pasado un kilómetro del paso aquel, estoy a tope
El granjero deja claras sus intenciones, está enamorado, pero Elisabeth se sigue resistiendo: “Siempre me dices te quiero, peor no se para qué…”. Sin embargo cuando Luján le pregunta si está dispuesta a darle una oportunidad, la pretendienta contesta: “El es mi chiquitito y por mí no hay problema”.
El examen de la suegra
La madre de Elisabeth acude para defender los intereses de su hija ante el granjero, y como madre lo que más le preocupa son las intenciones de Jonathan para con su hija. Lo que es de comprender tratándose de Jonathan de quién se habla. El granjero torea la situación: “Me portaré como un auténtico caballero”, contesta.
Pero Elisabeth seguía sin estar del todo convencida, y ante el arrebato romántico de Jonathan, a la rubia solo le sale contestar: “Tú y yo vamos hablando por teléfono”.
La situación da un giro de 180º, mientras Elisabeth se muestra indiferente Jonathan lo tiene claro: “Las intenciones con ella es intentar tener algo. Hay que ser positivo, a esto le veo futuro…”
Él insiste con ella y le invita a volver a la granja, su relación tendrá que esperar…de momento no han vuelto a verse.