Los chefs de la alta cocina trabajan a diario sometidos a mucha presión. La exigencia ordenada por sus jefes de cocina y a menudo la impuesta por sí mismos hace que muchos se vean obligados a pedir ayuda profesional para gestionar tantas emociones.
Héctor y Katy son dos de los cocineros que lo necesitaron. Si bien ambos coinciden en que les apasiona su trabajo y que la presión ha hecho sacar lo mejor de sí mismos, también se emocionaban al recordar los días malos que han pasado.