Alejandra recibe una llamada para establecer un primer contacto con una organización de narcotráfico de hachís. La organización les impone tres condiciones: no pueden mostrar sus caras, ni sus voces, ni las direcciones a las que llevan al equipo de reporteros de Cuatro. Christian, el contacto del equipo tiene un puesto bastante alto en la organización. Él les sube a un coche y explica su trabajo. “Yo tengo el poder de controlar que no se pierda la mercancía”, afirma.