Después de cientos de e-mail y llamadas, Juana ha pedido una cita con el cónsul de España en Perú, ahora que ha viajado allí con el programa. El consulado le ha pedido perdón por no haber estado pendientes de la necesidad de diálisis de su hijo –preso por tráfico de drogas- y le ha prometido que se encargarán de repatriar el cuerpo a España. Siete meses después, Juana sigue a la espera.