Julio Biosca ganó una Estrella Michelín, pero no le garantizó la felicidad. Al contrario, el chef asegura que llegó un momento en que dejó de disfrutar de cocinar.
"Ese tipo de oferta gastronómica me cansó, ya no disfrutaba haciéndola. Un día mi novia me invitó a ir a un restaurante con Estrellas Michelin. Esa comida iba a acompañada de explicaciones en cada plato. Yo no estaba disfrutando, y estaba recibiendo una oferta similar a la que yo daba. Ahí me di cuenta de que no quería hacerla más", explicaba a Alejandra Andrade.
En los últimos 15 años, veinte grandes chefs han renunciado a sus Estrellas Michelin en busca de una vida más feliz y tranquila.