En este programa de ‘Fuera de cobertura’, Alejandra Andrade y su equipo investigan un gran problema presente en la sociedad española: el de las empleadas del hogar y sus precarias condiciones de trabajo, que, en muchos casos llegan a la explotación.
Andrade habla con una joven trabajadora del hogar que, tras sufrir durante tres años los malos tratos de la familia para la que trabajaba, acabó denunciando.
“Salía de trabajar triste y pensando que a esta señora no le importa que sea un ser humano… Una vez me hizo lavar el suelo de rodillas. Si lo hacía con la fregona, no le parecía. Tenía que hacerlo con la fregona para que estuvieran perfectos. Era humillación tras humillación, una vez me hizo aspirar el techo, era como que me odiaba y quería machacarme”, relata esta joven en ‘Fuera de cobertura’.
Relata que estos malos tratos no venían solo de la mujer de la vivienda en la que trabaja, sino también de su pareja: “Su marido y ella eran iguales. Si, por ejemplo, salía a la vez que él, no me dejaba coger el mismo ascensor. Me decía espérate, que voy a coger yo el ascensor. Yo sentía que mi dignidad se había quedado en mi país”.
Esta joven también habla sobre las condiciones salariales y las de regularización: “Me pagaban 600 euros, pero yo decía “bueno, no importa, aguanto porque esta señora me va a hacer los papeles, porque yo tengo una hija…”.
Cuando Alejandra Andrade le pregunta cuál es el momento en el que ya no puede más y decide denunciar, la joven explica que la señora del hogar para el que trabajaba le había prometido regularizar sus papeles. Y es que, para ampararse en el arraigo social a la hora de solicitar la residencia en nuestro país, se tiene que “haber permanecido con carácter continuado en España durante un periodo mínimo de tres años”.
“El día que cumplí los tres años, le dije que si me podrían hacer el contrato como habíamos quedado, y me dijo que ella ese tipo de favores no hacía. Mi cabeza empezó a decir “si no hago algo para cambiarlo, va a ser peor”. Y denuncié. No dormía, estaba muy nerviosa. Si son así, cuando vengan y vea que los he denunciado, me van a pegar… Y llegó el inspector y vio que yo trabajaba. La denuncia salió bien gracias a Dios. A ellos les multaron con 10.000 euros y mi situación irregular en el país, cambió”, explica a Alejandra Andrade.
“Hago esta entrevista para que se acabe la explotación y la humillación”, finaliza la joven ante las cámaras de ‘Fuera de cobertura’.