La cita de Inés y Rubén ha ido despacito pero sin pausa. Los jóvenes han comenzado la cena muy tímidos, pero se ha tomado el postre hablando de talentos sexuales y explicándose posturas sexuales dignas de descubrir.
Inés y Rubén han comenzado a hablar de sus estudios. Él le ha contado que dejó una carrera universitaria para meterse a policía y ella le ha confesado que decidió muy pronto que quería dedicarse al mundo de la belleza y cuidado personal porque no le gusta mucho estudiar, aunque actualmente lo tiene que hacer.
En la clase de Inés necesitan a un chico modelo para aprender a depilar a los hombres y se ha tirado a la piscina. Le ha propuesto a Rubén ser el modelo y él ha aceptado encantado. No sabemos si cuando se vea allí pensará lo mismo.
Antes de tomar su decisión final, los jóvenes han jugado al rasca del amor y en ha sido Rubén la que le ha dejado con la boca abierta. Le ha dicho que su talento sexual era “la postura del martillo”, ella´, como el resto del mundo, no tenía ni idea de a qué postura se refería, pero ha sentido mucha curiosidad. Rubén ha explicado que era una postura parecida al misionero, pero sentado, una postura que él había inventado.
Ella se ha mostrado un poquito más reservada en el tema sexual y le ha dicho que su talento sexual se lo contaba fuera de cámaras. Y puede que lo haya hecho porque los jóvenes han tenido ganas de repetir cita y han decidido irse a tomar algo nada más salir del restaurante.