Se han visto y ambas han sentido que iban a conectar. Silvia y Victoria han sentido una conexión especial y se han pasado toda la cita sin parar de reír. Y eso que Silvia venía tan nerviosa que se ha tragado el chicle nada más empezar a cenar.
Victoria se esperaba encontrar con una chica tímida a la que tuviera que irle sacando las palabras con sacacorchos y se ha encontrado con una mujer muy divertida que le ha hecho sonreír toda la cena. Silvia no sabía si todo lo que había en el plato se podía comer y eso que le ha confesado que ya se había tragado hasta el chicle de los nervios.
Victoria ha bromeado con que Silvia era catalana y le ha pedido que le hablar desde ese momento en catalán incluso, ella se ha atrevido a pronunciar alguna frase, pero Silvia no se ha enterado de nada.
Su cita se ha llenado de momentos divertidos y anécdotas como la de Silvia al contarle a sus padres que le gustaban las chicas y la surrealista historia del pollito que Victoria ahogó en la bañera al querer dejarle bien limpito.