La complicidad entre ambos se nota desde el primer momento. Su pasión por el baile, especialmente la bachata, es el primer punto en común. Tener la custodia compartida no ha sido un inconveniente para Carlos, que ha mostrado estar abierto a hacer todo tipo de planes. Al hablar de aficiones y hobbies, ha surgido la limitación que provoca el paro. A Mónica le gusta viajar por el mundo, algo que para Carlos se hace “cuando se puede”. En el fútbol ambos muestran su pasión vikinga, haciendo que la cita se les hiciera corta.
Terminando la cita y siendo fiel a su ideal de igualdad, Mónica ha insistido en pagar a medias la cena. En la decisión final, Carlos ha colmado a Mónica de elogios, pero Mónica no ha compartido los mismos argumentos.