La primera impresión entre Yago y Laura ha sido controvertida, ella no ha sabido si alegrarse o no al saber que iba a cenar con un hombre que se llamaba igual que su padre, pero al escuchar que él prefería que le llamaran Yago, se ha relajado y se ha dejado llevar.
Los dos estaban muy nerviosos, pero rápidamente han comenzado a hablar de sus vidas, gustos, aficiones y se han relajado muchísimo. La cita estaba funcionando muy bien de hecho, Yago ha sorprendido a Laura al tener el detallazo de cambiarle la cena. A Laura se le ha quitado el hambre de golpe al ver que su carne tenía un montón de pimiento y él se ha ofrecido a comérselo él. Eso sí, le ha pedido que le dejara probar “una almejita”.
Todo hacía prever que ambos iban a querer repetir la cita, pero Laura ha sentido que Yago era demasiado bueno para ella. Estaba buscando a un hombre serio y formar, pero quizás con un poquito más de picardía de la que ha visto en Yago. Él se ha quedado un poco chafado y le ha dicho que debería darle otra oportunidad “La situación no acompaña, deberías darme otra oportunidad ahí fuera”.