Ana ya sufrió una vez por amor. Desde entonces tuvo claro que no se lo iba a volver a permitir. Busca un hombre que confíe en ella y que pueda ofrecerle todo lo que se merece. Su cita, Willy, busca alguien con quien compartir algo serio.
Durante la cena, Willy observaba el tatuaje que Ana tiene en la clavícula y se decidía a preguntar por él: "Yo tengo dos niños, es el infinito y sus iniciales. Uno es Joaquín y el otro es Luis", explicaba Ana. "Yo también tengo dos hijos", le comentaba él. Primera coincidencia. Pronto descubrían también que, además, tenían casi las mismas edades.
Pero no se quedaba ahí. El siguiente tema del que han hablado ha sido el ámbito laboral. Después de contar sus trayectorias, ambos se encontraban con la segunda coincidencia. "Puse mi tienda de ropa en el centro y empezó lo de la pandemia...", contaba Ana. "Yo tuve que cerrar", le interrumpía Willy. "Yo también", le confesaba Ana.
Eso sí, ahora los dos se han reinventado y se dedican a otras cosas que nunca antes habían hecho. He aquí la tercera coincidencia. Los dos alucinaban con el paralelismo de sus vidas. Y todo ello ha hecho que su conexión fuera más que evidente.
Después de un rato de charla, Ana y Willy enumeraban entre risas todos los episodios que habían vivido a la par y llegaban a una conclusión. "Se lo ha currado esta gente", decía él. "Dirán, madre mía, vidas paralelas. Pobrecicos, que se cuenten sus penas aunque sea", añadía Ana dando el toque de humor que ha predominado durante toda su cita.