Cómo detectar si tu cita es infantil: ocho rasgos de inmadurez emocional
Conforme cumplimos años se espera que maduremos biológicamente, pero también emocionalmente
Hay ciertas actitudes comunes en las personas inmaduras emocionalmente que conviene conocer
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En las relaciones, uno de los puntos fundamentales es la comunicación, pero conseguir que esta sea fluida y eficaz no siempre resulta sencillo. Aprender a manejar las emociones es algo que se produce con el tiempo, pero hay algunas personas que, por el motivo que sea, no han aprendido a hacerlo y esto puede repercutir de manera negativa en la pareja.
Los motivos por los que una persona muestre inmadurez emocional son muchos y en ocasiones están relacionados con carencias durante la niñez, que es un periodo de tiempo clave para desarrollar la personalidad. Si les ha faltado apoyo emocional o se han vivido situaciones traumáticas durante la infancia, no es raro encontrar que falta esa madurez emocional que se espera en los adultos.
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Tener una relación con alguien emocionalmente inmaduro no es sencillo, pero esa persona puede tener otras muchas cualidades positivas que hagan que permanecer a su lado merezca la pena, siempre y cuando esto no nos afecte emocionalmente.
Reconocer que este es el problema puede ser una manera estupenda de buscar una solución, ya sea abandonando la relación porque es una situación que no queremos o buscando apoyo, porque esta inmadurez emocional puede superarse si se cuenta con la ayuda profesional adecuada, que proporcione las herramientas para lidiar con estos comportamientos hasta que la situación mejore.
¿Qué es la inmadurez emocional?
La inmadurez emocional puede definirse como la incapacidad de una persona para regular sus emociones de manera adecuada. Se mantienen creencias y comportamientos infantiles en la edad adulta, esperando todo del mundo, pero sin dar nada a cambio, mostrando impulsividad y egocentrismo, algo que durante la infancia es entendible, pero que no debería trascender a la vida adulta, donde se espera un mayor manejo de las emociones.
Esta inmadurez se contrapone al concepto de madurez emocional, que se da cuando la persona es capaz de afrontar una situación de manera equilibrada, de forma reflexiva y sana. Estar conectado con tus emociones y manejarlas para que no nos dañen a nosotros o a otras personas, aprendiendo a aceptar críticas y realizarlas de manera adecuada, encontrando el equilibrio entre emoción y razón.
La inmadurez emocional puede crear dificultades en las relaciones del individuo, también en las de pareja, haciendo que la comunicación y el entendimiento sean más complicados. Esto puede hacer que los malentendidos sean constantes y los conflictos recurrentes, lo que aumenta el estrés y la frustración en la relación.
Ocho rasgos de inmadurez emocional
Hay ciertas características que se repiten y que hacen que sea más sencillo reconocer a quienes presentan inmadurez emocional, y de estos rasgos habla la psicóloga sanitaria Lorena González para Serena, centro de Psicología online para mujeres.
- Son egocéntricas. Esto es algo que se ve en los niños pequeños, cuando tienen una necesidad, hacen algo hasta que consiguen lo que quieren, no tienen consciencia del otro, ni se dan cuenta de lo que implica para su cuidador. Con el tiempo aprenderán que no siempre pueden conseguir lo que quieren, pero esto es algo que se ve en las personas inmaduras emocionalmente, no son capaces de aceptar que las cosas no son solo y cómo uno quiere, lo que hace que se enfaden y lo muestren.
- El enfado suele ser su principal emoción. Ante algún objetivo frustrado, el enfado suele ser lo que más expresan en un primer momento.
- No aceptan los errores. Poco importa lo evidente que resulte que ha cometido un error, dará mil excusas y se justificará de cualquier forma antes de reconocer que ha fallado.
- Tienden a culpabilizar al otro. Esto está muy relacionado con lo anterior porque, en lugar de asumir con normalidad un error, tienden a culpabilizar al otro.
- Son impulsivos. Las personas emocionalmente inmaduras suelen ser impulsivas, hablan o reaccionan sin reflexionar previamente, explotando con mayor facilidad.
- Poca capacidad de introspección. "Solo mirando al interior podemos poner palabras a nuestras emociones y podremos identificar su origen, responsabilizándonos de ellas", reflexiona la profesional de la psicología. Una persona inmadura emocionalmente rara vez se para a reflexionar y se escucha emocionalmente hablando.
- Falta de empatía. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, pero como su punto de referencia es el ‘yo’, esta es menor en ellos. Esto no quiere decir que no les importe nadie, sí lo hace.
- Llamadas de atención. Debido a su dificultad para reconocer sus emociones y a la dificultad de reconocer un error, en lugar de enfrentarse a la situación de frente y de manera honesta, tenderá a llamar tu atención para que le hagas caso.
La madurez emocional es algo que podemos cultivar, trabajar y desarrollar, pero hay que estar dispuesto a ello y no es un camino sencillo.