El lema de un soltero de ‘First Dates’: “Si me llaman mucho a la puerta…”
Descubre cómo y por qué Adrián decide olvidarse de todo y abrirle las puertas de su corazón a su cita
A Antón le asusta un poco que su cita sea más pequeño que él: “Soy un sugar daddy”
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Adrián es un espejo “sin manchas, se me ve a la lengua”. Siempre suele estar alegre, pero cuando está enfadado está enfadado. Es actor y bailarín, hace un mes que dejó de vivir en Madrid y regresó a Córdoba, por lo que quiere dejarse fluir tras un año de luto. Está muy enjuiciado con los hombres y cuando Laura Boado le ha preguntado que qué esperaba de su cita en ‘First Dates’, le ha contado que se había creado una coraza, pero que le gustaría encontrar a una persona honesta, sin mentiras y que físicamente sea como él.
Adrián no sabe si conoce a su cita o es que se parece mucho a Justin Timberlake
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Antón, su cita, tiene cara de matar a alguien y hasta su madre le dice que cambie la cara “tienes mirada de asesino”. Al verle, Adrián se ha puesto muy nervioso y ha tenido la sensación de que su cara le sonaba de algo. No sabe si le ha visto en Tinder o es que se parecía mucho a Justin Timberlake. A Antón, él le ha parecido un chico muy mono y han comenzado hablando de su acento. El soltero vive en Málaga, pero es ruso.
Los solteros han comenzado la cena hablando de la primera impresión que habían tenido y ambos han coincidido en que había sido muy buena porque a Adrián le gustaban los chicos rubitos y a Antón, los morenos. El soltero le ha dicho que le solían decir que tenía una presencia muy seria y su cita le ha dado la razón “pareces muy de raza aria”, pero es algo que no le ha importado para nada. Antón no tiene prototipo de chico, pero sí pidió que su cita tuviera entre 35 y 50 años, requisito que Adrián no cumple y que le ha hecho sentirse, entre risas, como un sugar daddy.
Antón se asusta al saber que Adrián ha tenido una relación abierta: “Yo quiero algo serio”
Adrián ha querido saber si Antón se acordaba de su nombre y él le ha dicho que sí porque se llamaba igual que su primer novio, del que tiene un gran recuerdo. Con el segundo fue diferente porque le puso los cuernos y le creo mucha desconfianza. El soltero lo ha entendido porque él fue infiel hace muchos años y aprendió de su error. Le ha contado que rompió su pareja de siete años porque él quería una relación abierta y Antón le ha dejado claro que él quería una relación seria “quiero tener mi casa, mi perro, mi hijo…”.
Respecto a sus roles sexuales, Adrián le ha dicho que era versátil y Antón le ha contado que era pasivo, y se ha quedado un poco decepcionado. Pero Adrián le ha dicho que él no creía en los estereotipos y que todos los pasivos no tenían por que tener pluma.
Los solteros se besan como si se fuera a acabar el mundo
En el reservado, los solteros han comenzado a tontear y Antón ha sentido que su cita aparentaba más mayor de lo que era. Adrián tiene un lema y es que “si me llaman mucho a la puerta, yo abro, quiero ver el paquete” y ha terminado abriendo. Los solteros se han besado apasionadamente y han sentido la química que no se puede explicar.
En el momento de la decisión final, se han confesado lo bien que habían estado y aunque a Antón le cuesta un poquito olvidarse de la edad de su cita, le ha confesado que también había sentido la química, que la cita se le había hecho muy corta y que sí, que quería repetir.