Lo único que Ángela tiene moderna es el color del pelo, interiormente y en el amor es una mujer muy tradicional. Le ha pedido a Matías nada más entrar en ‘First Dates’ un tequila o “un caballito” como le dicen en su país natal. Ángela nació en México, se vino a España, se casó con un mexicano, regresó a su país y ahora que está viuda ha vuelto a España.
Lleva 7 años sola porque su subconsciente le decía que estaba bien como estaba y tiene la sensación de que, si compara a los hombres con su marido, salen perdiendo. Está buscando a un hombre que no sea apático y que ha esté bien conservado, ¿Lo estará su cita?
Joaquín, su cita, es un tipo al que le encanta leer a los grandes clásicos “Calderón de la Barca, Unamuno, Machado, García Lorca, Pío Baroja…”. El último libro que es ha leído es ‘El árbol de la ciencia’ de Pío Baroja, y asegura que no termina de entenderlo y le encantaría hacerlo.
Al ver a Ángela se ha quedado paralizado “como un niño pequeño cuando se enamora la primera vez” y no ha dudado en pedirle perdón porque se había puesto muy nervioso.
Ya sentados en la mesa, los solteros han comenzado la cita hablando de sus situaciones sentimentales y Joaquín le ha dicho que era divorciado, y ha sentido que Ángela habría tenido muchas oportunidades de enamorarse tras quedarse viuda. Han coincidido en que los dos son Escorpio y han sentido que se iban a llevar muy bien “por lo menos hemos coincidido en algo”.
Joaquín ha querido saber qué buscaba su cita y Ángela le ha dicho que a alguien que le atrajera, lo primero. Él estaba encantado con ella “que me la envuelvan para regala, que me la llevo”, pero ella no parecía tan convencida. Le ha ofrecido una amistad y él no se ha dado cuenta de que no iba a querer nada más con él.
El soltero no había cogido las indirectas de Ángela durante la cena y al llegar al reservado y verse junto a ella al espejo, ha sentido una felicidad extrema “que se pare el mundo que me quiero bajar”. Joaquín no ha parado de piropear a su cita y ella estaba encantada, pero ha sentido que era una pena que ella no sintiera lo mismo.
Joaquín ha intentado darle un beso, pero no se ha terminado de lanzar y ella ha forzado una pequeña cobra porque no estaba sintiendo nada especial hacía él. Poco a poco, el soltero se ha ido soltando, pero Ángeles no le ha seguido el juego “encantada de conocerte, pero no me palpita el corazón”.
El soltero no entendía que “Ángeles”, que no Ángela, no le diera la oportunidad y medio en serio, medio en broma, se ha puesto de rodilla y le ha suplicado una oportunidad “Ángeles, por favor, que yo soy un buen partido, que tengo una casa…”. Ella ha sentido que nunca iba a tener una oportunidad así, pero le ha dicho que no y se ha negado hasta irse con él a tomar una cerveza.
Joaquín ha insistido un poquito más, con la esperanza de que si le conociera un poquito más en un futuro no muy lejano le dijera que sí, pero ella lo tenía clarísimo y él no ha tenido más remedio que irse para su casa.