La cita de Diana y Andrés ha comenzado con una sonrisa y hablando de dulces en ‘First Dates’. Parecía que nada podía ir mal entre un soltero del pueblo de las palmeras de chocolate y una influencer del pan, pero los dientes de Andrés han acabado con la ilusión de su cita. Eso sí, hasta que le ha visto cómo reaccionaba ante las calabazas “¿Puedo cambiar?”.
Alguna vez le han dicho que es rara, pero Diana tiene claro que es una mujer única y especial que lo vive todo intensamente. Le ha contado a Carlos Sobera que es arquitecta, influencer y modelo de fotografía “hace unos años gané un concurso de pelo Pantene, estuve en los platós de Telecinco fue una experiencia inolvidable”.
Andrés, su cita, es una persona vital, integra y con equilibrio, y partiendo de su posición, le gusta compartir con otras personas. Siente que el amor es lo más importante, pero la chispa del amor todavía no le ha surgido. Al ver a Diana, le ha gustado mucho su sonrisa y la alegría que transmitía “me ha recordado a una actriz, a Sandra Bullock”.
La cena ha comenzado hablando de la profesión de Diana y la soltera le ha contado que ella era la influencer del pan y que cubría eventos de pan, para posteriormente darle difusión en redes sociales. Andrés le ha dicho que él vivía en el pueblecito de las palmeras de chocolate “en Morata de Tajuña”, información que ha ella le ha alucinado.
A Diana le ha flipado y le ha dicho que en dos semanas volvía a Madrid y que estaba deseando ir a su pueblo a comerse una palmerita de chocolate. Sin embargo, entre ellos no estaba surgiendo la chispa del amor. Diana tenía en mente otro tipo de hombre “esperaba que fuera más alto, con los ojos claros y la dentadura, me ha echado mucho para atrás”.
Andrés estaba impactado con la sonrisa de su cita y sentía que le denotaba “felicidad, entusiasmo y ganas de vivir”. Le ha preguntado la edad y se ha fijado en que llevaba varios corazones encima “yo soy súper amorosa, romántica, sensible, todo lo vivo intensamente, todo lo disfruto al máximo”.
Ella también ha querido saber la cita de Andrés y él le ha contado que tenía 49, pero que se sentía como un chico de 20. Diana estaba esperando a una persona más como ella y ha sentido que su cita era mucho más mayor. A la soltera le encantan las fotos y no ha dudado en pedirle a Andrés que le tirara una en mitad de la cena.
El soltero le ha dicho a Diana que estaba impresionado con su forma de mantenerle la mirada durante toda la cita y que era algo que le hacía muy especial. Diana casi rompe a llorar antes las bonitas palabras de su cita, pero eso no le ha hecho cambiar de opinión. Le ha dicho que no quería tener una segunda cita, pero que le había ganado el corazón y que estaba deseando ir a su pueblo a probar las palmeras de chocolate.
Andrés ha agradecido su sinceridad, le ha invitado a que no cambiara nunca y que siguiera siendo la persona tan transparente que era. Diana le ha dado un abrazo y se ha arrepentido de haberle dicho que no “¿Puedo cambiar?”. La soltera no ha dudado en cambiar de opinión “voy a darle una segunda oportunidad, gente así, se lo merece, tiene un corazón”.