Gustavo quiere morir dentro de una relación y le encantaría tener una persona que viviera con él hasta el último suspiro. Es colombiano y lleva 8 años en España. En el amor considera que le ha ido bien, he tenido tres relaciones largas, pero lleva 3 años soltero porque quería vivir el duelo de la última relación. Le gustaría encontrar a una mujer feliz, inteligente, que le guste caminar, bailar… “que le guste vivir”.
Yolanda, su cita, siempre soñó con vivir en España “por la película de Julio Iglesias de ‘La vida sigue igual”. Gustavo la ha saludado con mucha alegría y se ha mostrado muy caballero colocándole la cita. Yolanda le ha contado que era de Cuba y que se llamaba igual que su hermano y su papá. Los dos están viviendo en Huelva y la cita ha comenzado con mucha ilusión por ambas partes.
Los solteros han comenzado la cena hablando de sus respectivas edades y ambos se han sorprendido. Yolanda pensaba que él era mucho más joven de 74 y Gustavo había pensado que Yolanda era mucho más mayor que él. El soltero esperaba a una mujer más joven, con mejor piel y con una figura que le gustara más. Yolanda le ha contado que estaba buscando a una persona con la que compartir “que sea mi compañero”.
Gustavo le ha contado que seguía trabajando, que le gustaba salir a caminar, ir a comprar… A ella no le ha gustado que su cita estuviera un poquito pasado de peso, pero han coincidido en su pasión por la naturaleza y su gusto por abrazar árboles. En el tema del universo, también se han sentido muy identificados “el universo me ama, me da cosas todo el rato”. A Yolanda le dicen que está loca por creer en el universo, pero a Gustavo no se lo ha parecido.
En el reservado, los solteros se han lanzado a la pista de baile y a Yolanda le ha sorprendido lo bien que bailaba su cita. Él ha sentido que Yolanda no se terminaba de soltar al ritmo de la música para ser cubana. Gustavo le ha propuesto pagar la cuenta a medias “seamos colaborativos” y le ha dicho que no tendría una segunda cita. Unas calabazas que Yolanda se ha tomado muy bien y que no parecía esperar “yo le iba a decir que sí”.