Matías es un tipo muy alegre y quiere compartir su alegría con una compañera de viaje. Ha tenido muchas relaciones cortas y alguna larga que le ha marcado y “arañado”. Siente que está en un momento estupendo para rehacer su vida y busca a una mujer que no sea obesa “que sea femenina y tenga unos buenos pectorales”.
Fina, su cita, comenzó a conocerse así misma cuando se divorció y desde ese momento no ha parado de crecer como persona. Al verla, Matías se ha puesto en pie y no ha dudado en decirle que era “guapa de verdad”. Ha visto unos ojos que le han deslumbrado “yo le daría un diez y medio”. El soltero ha comenzado la cita lanzando flechas a lo loco y convencido de que poco a poco la iba a conquistar.
La cena ha comenzado hablando de los motivos que les habían traído a ‘First Dates’ y Matías le ha dicho que si buscaba a su media naranja, acababa de encontrar a su naranja entera. Fina ha sentido que su cita era muy divertido “es un buen monologuista”, pero se ha sentido invadida con tanto piropo.
A Fina le gustan muchas cosas y al saber que entre ellas estaban las motos, Matías le ha dicho que él también era muy de motos y que llegó a comprar una de las primeras chinas que vinieron a España.
Matías le ha contado que cada vez nota más el peso de la soledad y que estaba perdiendo seguridad. Fina le ha escuchado atentamente, pero ella tiene claro que ella no necesita a nadie para ser feliz.
El soltero estaba encantado con su cita y no se estaba dando cuenta de que a Fina le estaban empezando a incomodar tantos halagos y piropos. Él estaba convencido de que la estaba ganando con su humor y que Fina estaba sintiendo lo mismo que él, pero estaba muy equivocado. La soltera ha sentido que Matías era “un monologuista, me va a quitar mi espacio”.