Rubén es un tipo muy deportista al que también le gusta el metal y jugar a videojuegos. Vive en Barcelona, es diseñador de videojuegos y trabaja instalando sistemas de seguridad para personas mayores. En el amor ha tenido una relación de 12 años y busca una relación tradicional de convivencia, hijos… Le gustan las mujeres con carácter fuerte y aventureras.
Amaya, su cita, no monta en bici ni hace descensos, pero sí practica telas aéreas, le gusta estar con sus hijas y hacer senderismo. Al verla, Rubén ha visto a una chica muy guapa y han comenzado la cita hablando de sus lugares de origen y de la afición de él a la bici.
La cena ha comenzado hablando de música y ella le ha dicho que era muy tolerante, pero que sí le gustaba el “reggaetón” o mejor dicho “el pop latino”. Él es muy de rock y heavy, y ha sentido que podía ser un punto de conflicto a la hora de salir juntos. También han hablado de horóscopos y ella ha sentido que no era compatible para nada con un sagitario “son un poco locos”.
Hablando de sus relaciones pasadas, Rubén le ha contado que su relación se terminó porque se terminó la chispa. Ella le ha contado que estaba separada, que tenía dos hijas y que, aunque cree en el amor para toda la vida, lo ve como algo muy complicado. A Rubén no le ha importado que Amaya fuera madre, pero sí que no quisiera tener más hijos.
El soltero tiene muy claro que quiere ser padre y ha sentido que podía terminar convenciendo a su cita, pero Amaya le ha dejado claro que estaba a punto de hacer una ligadura de trompas para que “las hormonas no me traicionen en algún momento” y que tenía clarísimo que no quería tener más hijos.
Rubén sí quería repetir la cita y le ha insistido en el tema de los hijos “¿No tendrías un hijo conmigo?”. Ella le ha vuelto a dejar claro que no e incluso, le ha dicho que no tendría ni una segunda cita porque había un montón de cosas de él que no le habían gustado, desde su físico hasta la música que escuchaba.