Francisco es un soñador “creo en los sueños, en las ilusiones”. Viven en las Palmas de Gran Canaria y sus pasiones son el arte y la cocina. Ni en el arte ni en el amor tiene padrino y todavía no ha encontrado a la persona adecuada. Le gustan los hombres mayores y con rasgos muy masculinos “barba, pelos en el pecho…”.
Cuando a Alain, su cita, le preguntan su edad siempre dice “tengo un corazón de 40, un físico de 50, pero en mis papeles pone 60”. Al ver a Francisco le ha llamado la atención que los dos fueran de verde y ha sentido que tenía algo que le haría volverse a mirarle por la calle. Francisco por su parte, le ha visto un poco mayor para él.
La cena ha comenzado bromeando con el nombre de Alain y el soltero le ha dicho que hacía muchos años que no encontraba a nadie que lo supiera pronunciar de forma correcta. También le ha explicado que en Francia tienen tres nombres y un solo apellido, no utilizan el apellido de la madre porque “de la madre siempre estás seguro, del padre, no”.
Francisco le ha explicado que su última relación fue a distancia con un señor holandés y que terminó antes de la pandemia “fue muy bonito, pero muy duro a la vez”. Han hablado de lo duro de la soledad y Alain ha invitado a su cita a que adivinara su edad. A Francisco le ha dado un poco de miedo, pero él le ha dicho que no pasaba nada por equivocarse, algo que ha hecho. Le ha echado 71 años, pero Alain se lo ha tomado con humor “no sabía que tuviera ese aspecto”.
En el tema sexual, Alain le ha dicho que él era pasivo “en la cama, en el sofá, en la cocina…”. Francisco es un tipo activo y ha querido saber por qué su cita había cambiado su roll sexual y él le ha hablado de la influencia de la medicación que toma sobre sus erecciones.
En el reservado, les ha tacado darse un beso loco y Francisco ha bromeado “te da un infarto”, pero han terminado besándose con muchas ganas. Un beso que ha conseguido que surgiera la chispa que no había terminado de surgir durante la cena.