Isabel tiene solo 18 años y ha ido a un colegio de monjas “he aborrecido ir a misa”. En el amor, es una persona muy clásica y todavía no ha encontrado al caballero que le abra la puerta y le ceda el sitio “soy de Valencia y la mayoría son canis”.
Eric, su cita, también es un chico cristiano y se ha educado en unos valores y pensamientos distintos a los de la mayoría de los jóvenes de hoy en día. Al ver a Isabel ha tenido “una primera impresión brutal”. Ella también ha visto a un chico que se cuidaba y que vestía bien. Él es de Mallorca y le ha contado que se está preparando para ser Guardia Civil.
Mientras esperaban la cena, han comenzado a hablar de sus estudios y de sus planes de futuro. Ella está estudiando diseño y le gustaría dedicarse a hacer dibujos animados porque le encanta el anime. A Eric le gusta mucho la música y le ha contado que toca la guitarra. La cita ha comenzado fenomenal y llena de coincidencias.
El soltero le ha contado a Isabel que el verano pasado estuvo en un encuentro de jóvenes con el Papa Francisco en Lisboa y ha alucinado al saber que ella también era una chica cristiana, y que, aunque no era practicante, no le importaría serlo. Los jóvenes también han hablado de relaciones y ninguno ha tenido nada serio, pero si han tenido sus pequeñas experiencias.
Han coincidido en que los dos son de derechas y en que sienten que la política y el feminismo dividen a la gente en bandos. De hecho, Eric le ha recordado una frase de Frank Cuesta que dice “la vida es una mierda maravillosa” y a ella le ha encantado porque es su ídolo.
En el fotomatón, han apretado un globo con la espalda, pero antes de saber qué les había tocado, ella le ha advertido que ella no era de contacto en las primeras citas y han cambiado los besos por unas divertidas fotos. Los dos estaban felices de haberse conocido y han dicho que sí a una segunda cita juntos.