Anabel está acostumbrada a ligar en las discotecas, pero lo ve como algo sin importancia. Le gusta mucho el vóley y salir a bailar bachata en las discotecas latinas “suelo hacerme la tonta para que me enseñen”. Le gustan los latinos “sobre todo colombianos” y aunque ha tenido solo una pareja, asegura ser más de rolletes.
Alejandro, su cita, lleva gorra desde pequeñito. Es de Colombia “soy de Cali, la sucursal del cielo de la salsa”. A Anabel le ha encantado que fuera colombiano y le ha confesado que ya tenía experiencia con chicos de Cali “no son buenos”. Él ha tenido claro que “lo importante es que no me ha probado a mí” y ha sentido que era “un peluche, una belleza”.
La cita ha comenzado con muchas ganas y aunque le ha parecido que Alcalá de Henares estaba muy lejos de Humanes, Alejandro le ha dicho que iba allí a jugar al baloncesto. Antes de que ella le dijera nada, él le ha dicho que era bajito, pero que no tenía ningún complejo con su 1.70cm. Ella ha querido saber qué le había parecido y el soltero le ha dicho que cumplía lo que buscaba “alta, rubia y blanca”. También le ha dicho que tenía la cara muy linda y han comenzado a ronear.
La cita ha ido subiendo de temperatura y aunque Alejandro le ha dicho que él no es de hacer tríos, a ella le ha gustado saber que le gustaba el rollito ’50 sombras de Grey’ y ha querido descubrir su fogosidad en la cama. Los dos se estaban seduciendo y gustando cada vez más.
En el reservado, han bailado salsa y han jugado con el antifaz y la plumita. Ella ha querido saber qué le haría si estuvieran en su casa, pero Alejandro ha tirado balones fuera y han terminado besándose apasionadamente “me he dejado llevar, perdón mamá”.
Anabel le ha dicho que se lo había pasado muy bien y que sí quería repetir el encuentro con Alejandro, él también estaba deseando volver a besarla y han terminado la cita con más besos.