Amparo es una mujer muy presumida, está divorciada, tiene dos hijos y tres nietas. Busca a una persona activa y que le guste salir. No sabe si pide mucho, pero ella quiere a un hombre que se cuide y que no sea barrigón.
A Pascual, su cita, le gustan las motos, la bici de montaña, bailar, la playa, la montaña… Es un tipo presumido y siente que está mejor de corazón que de edad. Al verle, Amparo ha exclamado un “no está mal”. No le ha visto guapo, guapo, pero le ha visto atractivo “ha tenido que ser muy guapo de joven”. Él también ha visto a una mujer atractiva “está delgadita”. La cita ha comenzado bien, pero a ella le ha asustado un poco que fuera soltero.
Ya en la mesa, han hablado de sus relaciones pasadas y él le ha contado que siempre ha sido el malo de la película y Amparo ha vuelto a asustarse “igual ha tenido una vida muy libre”. Amparo ha sentido que su cita tenía más o menos su edad y ella le ha dicho que estaba muy bien, algo que esperaba que él también le dijera, pero no ha sucedido. Eso sí, él le ha dicho que estaba estupendo “tengo un club de fans interesante y no tomo ninguna pastilla”.
Pascual ha querido saber si a Amparo le gustaban las motos y le ha contado que él tiene 7 y que es rockero. Ella ha sentido que igual se podía poner la chupa e irse con él de concierto, pero que subirse a una moto no se iba a subir. Amparo le ha contado que acababa de venir de crucero y él ha sido sincero “no me gusta mucho viajar”.
Amparo le estaba viendo como un tipo serio y le ha dicho que no la estaba mirando mucho, pero él no lo ha visto así “tengo una mirada penetrante”.
En el reservado, los solteros han bailado y Amparo no ha dudado en pintarse los labios antes de que bailar para que su cita le viera guapa, pero como ella misma le ha reprochado en la decisión final no le ha dicho que era guapa ni nada de nada. Amparo quería repetir aunque Pascual le había parecido muy serio, pero él le ha dicho que no compartían suficientes aficiones para lanzarse a algo más.