Irene es una persona sin complejos y se enorgullece de decir que es “simpatizante y votante de VOX”. Por decisión propia ha estado apartada del mundo del amor, puede que estuviera en un convento, pero ahora quiere cerrar capítulo y abrirse al amor. Para ella es muy importante que su pareja tenga proyectos “que tenga sangre, para tener un bolso ya me compro uno en el Zara”. Tiene claro que su prototipo de hombre es Santiago Abascal “le pones un mono de albañil y sigue siendo un macho ibérico, y si ya abre la boca más todavía”.
Al escuchar sus gustos, Carlos Sobera ha querido saber si en la izquierda no había ningún político que le gustaría e Irene le ha dicho que Pedro Sánchez “tiene un puntín, pero le falta la hombría”. A Feijoo, le ve “muy buenín, le veo un maestro de novicios”.
Álvaro, su cita, es un chico muy agradable, muy humilde y muy de barrio “si quiere conocer más de mí, me preguntas y sino, peor para ti”. Ha entrado hablando vasco con el presentador e Irene ha tenido claro que le ponía en la categoría de “tiene un puntín”. No le ha visto como una posible pareja y le ha calificado en “conocido afable”. Rápidamente han hablado de sus lugares de origen y han descubierto que podrían poner un bar juntos.
La cena ha comenzado hablando de aficiones y los dos han descubierto que les apasionaba el senderismo. Irene le ha recomendado hacer el Camino de Santiago, ella lo ha hecho varias veces y le ha ayudó a conocerse mucho mejor. También han coincidido en que los dos son del Atleti “Colchoneros, eso son 20 puntazos”.
Los dos han viajado bastante y les gustan muchos tipos de músicas, eso sí, ella ha sentido que su cita saltaba de tema en tema y no entraba en ninguno en profundidad “a mí me gusta entrar, al toro”.
Irene se ha fijado en la cruz que su cita llevaba en el móvil y sin darse cuenta han comenzado a hablar de religión y de política. Álvaro le ha dicho que él tenía todos los sacramentos, pero que había acabado harto de los curas “si quieren acabar con el hambre, que vendan todos sus cuadros”. Irene le ha respondido con mucha contundencia y le ha explicado que los bienes de la iglesia son patrimonio y son de todos.
Ella también le ha confesado que votaba a VOX y que no movería ni una coma de todo lo que dicen. Álvaro ha estado a punto de responderla muy mal, pero “me he mordido la lengua” y le ha dicho que él era de izquierdas, pero que no iba a discutir con su pareja por política y que cada uno podía pensar lo que quisiera.
La soltera ha querido saber qué proyectos tenía su cita a corto plazo y él le ha dicho que quería buscar trabajo porque llevaba una semana parado. Irene le ha dicho que le gustaba que tenía mucha conversación, pero en realidad estaba pensando que era “un pachorro, un sin sangre, sin chispa”. Han hablado de hacer planes, ella le ha dicho que iba a venir a Madrid para hacer parapente juntos y se ha dejado invitar porque ella iba a pagar la siguiente.
Sin embargo, en el momento de la decisión final, Irene le ha dicho que le había faltado chispa y profundidad en los temas de conversación que habían surgido. Él le ha dicho que era una primera cita y que ya tendrían tiempo en la segunda, pero ella le ha dicho que no quería tener esa segunda cita que habían hablado.