Rosa se siente rara porque no le gusta cualquier persona “hay gente que me desagrada nada más verla” y tiene manías como no hablar por las mañanas. No bebé alcohol y le gusta salir a correr con sus perritos “carreras de 6 o 7 kilómetros, nadar en aguas abiertas”. Busca a alguien que no sea casero, pero que tampoco sea un loco del deporte.
Pedro, su cita, es montañero y hace la vida en el monte con su perro, pero le gusta mucho bajar a la playa e ir al cine. Se quiere mucho y siente que se conserva muy bien para la edad que tiene. Es hombre de una sola mujer “no soy baboso ni picaflores”. Al verle, Rosa ha sentido un “es impresionante” y le ha puesto a prueba al escuchar que quería tomar. Menos mal que el soltero le ha dicho que él tampoco bebe ni fuma.
Él también estaba encantado y no ha dudado en preguntarle a Laura si tenía una mesa para dos “me gustaría invitar a Rosa a cenar”. Un detalle que a ella le ha gustado mucho y que ha aceptado encantada.
Ya sentados en la mesa, Rosa le ha contado a su cita que era profesora de varios deportes y que también era amante de los animales. A él le ha parecido fenomenal porque también tiene un perrito muy cariñoso.
Rosa le ha contado que hacía mucho tiempo que no estaba con nadie y que no era de salir mucho de bares. Pedro le ha dicho que él tampoco era de bares, pero ella ha dudado y él se ha mostrado muy contundente “Yo para engañar me quedo en mi casa y si me van a engañar, me voy”. En su última relación le engañaron y ahora busca total sinceridad.
Estaba decepcionado en el amor, pero en Rosa ha visto a una mujer que podía encajar con lo que estaba buscando. Ella también estaba encantada y no ha dudado en soltarle “me estás martirizando con tu mirada”, sus ojos azules le estaban hipnotizando.
Ella ha querido saber si quería convivir y Pedro ha sido muy claro, le ha soltado que le estaba gustando mucho y que podrían vivir juntos, pero cuando ambos lo decidieran de mutuo acuerdo.
En el reservado, ha comenzado a sonar Frank Sinatra y la cita de Rosa y Pedro se ha convertido en una auténtica película de amor. El soltero se ha lanzado a besarla y Rosa ha caído rendida ante su seducción. Los dos habían encontrado a la persona “rara” que llevaban años buscando y se han dado un “sí” a una segunda cita.