A África no le gusta nada de su cita en ‘First Dates’: “Es rancio”
Manuel se mete en un jardín político religioso del que no sabe escapar: “¿Te imaginas que toman Sevilla y prohíben las procesiones?”
Ni el pañuelo ni el anillo ni la corbata ni su forma de pensar, a África no le gusta Manuel
A Manuel le gusta ir echo un pincel y que cuando la gente le vea le diga “Manuel, no te falta un perejil”. Se ha dedicado al mundo de la moda y tiene un fondo de armario muy completo “trescientas corbatas, trescientas chaquetas…”. Se considera un tipo curioso, toca muchos palos y busca a una mujer que también lo sea, incluso “hiperactiva como yo”.
África, su cita, nació en Paris y ha sido profesora de música y artes escénicas. Es una mujer muy coqueta y al ver a Manuel en lugar de darle dos veces, se ha lanzado a darle la mano. Han comenzado la cita hablando de sus lugares de origen y Manuel sabía cuál era el pueblecito de Manuel porque su hija vive cerquita. Ella al verle, solo ha podido fijarse en su corbata y se ha quedado impresionada.
La soltera también se ha fijado en que Manuel llevaba un anillo “parece una alianza”. Él estaba muy contento y contra todo pronóstico ha comenzado a ponerse nervioso.
La cena ha comenzado hablando de la edad y aunque él no ha querido preguntarle la suya, África se la ha dicho sin problemas. Ella asegura no tener ningún prejuicio con la edad, pero ha tenido la sensación de que el físico de su cita le quedaba muy mayor. Han hablado de sus aficiones y han coincidido en el tema de la lectura y pasear por la naturaleza. Ella ha querido lanzarle “la pregunta incómoda” y ha querido saber si hacía deporte. Manuel le ha dicho que salía a pasear al perro y que intentaba superar los 10.000 pasos.
El soltero siente que está estupendo como está y le ha dado todas sus tallas. África estaba cómoda en la conversación, pero no le gustaba el estilo elegante de su cita “demasiado formal, la corbata, el pañuelito”.
Manuel ha querido saber dónde había nacido su cita y sin saberlo se ha metido en un jardín del que le ha resultado imposible salir. Al saber que se había criado en Paris, ha sentido que rezumaba elegancia parisina por los cuatro costados y le ha contado que le gustaría regalarle un viaja a Francia a su hija, pero que le daba miedo “es una ciudad dónde ya se han creado guetos…”.
Manuel espanta a África con su forma de pensar: “Yo no podría estar con una persona racista”
Viendo lo que se le venía encima, África ha intentado ser prudente y le ha dicho que ella en todas las ciudades había diferentes culturas, que ella había sido profesora de religiones… Pero Manuel ha pisado el acelerador y se ha imaginado a los marroquís tomando Sevilla y prohibiendo las procesiones de Semana Santa. Él tenía la sensación de que sus argumentos tenían mucho sentido, aunque a cualquier progre le pudieran parecer fachas, y no se estaba dando cuenta de que su cita opinaba muy diferente a él “yo no puedo estar con una persona racista, la tolerancia está por encima de todo”.
Al saber que África le cambiaría la corbata, le ha soltado un “los calcetines ni te los enseño”. Ella también se ha atrevido a que opinara sobre su estilismo, pero Manuel no le ha visto que la sobrara ni le faltaba nada “es una señora guapísima, elegante, que va al gimnasio…”. Ella le ha confesado que lo que más le había llamado la atención al verle, había sido su anillo. El soltero lo llevaba girado y parecía una alianza, pero en realidad era “un sello de mi padrino”.
África lo tenía clarísimo y Manuel no era para ella “el sello, la corbata y el pañuelo…”. Además, ha intentado invitarle a cenar y él le ha dejado claro que le molestaría muchísimo “es rancio”. Manuel era un tipo muy educado, pero que no tenía nada que ver con África ni en edad ni estilo ni forma de pensar. Una pena porque él sí hubiera estado encantado de repetir la cita.