Toni no sabe dónde encontrar el amor a los 63 años. Es profesor de golf y Carlos Sobera se ha mostrado interesado “yo necesito uno”. Comenzó con 6 años siendo Caddy y ha estado años trabajando 7 días a la semana, por lo que ha tenido dos divorcios. Ahora busca a una mujer comprensiva con su profesión y no demasiado ambiciosa.
Maryliss, su cita, se siente un gato “me caí muchas veces, pero siempre sobre las cuatro patas”. Al verla, Toni se ha acordado de su exmujer “una mujer normal, bien”. Los dos viven por la misma zona y la cosa ha comenzado con ganas.
Toni ha comenzado la cena hablándole a su cita de su profesión y de su falta de tiempo libre. A Maryliss no le ha importado porque le gusta mucho el carácter de los golfistas y solo le quedan dos años para jubilarse, pero sí ha querido saber si le gustaba viajar porque a ella le encantaba y le estaba viendo un poco mayor para ella.
Maryliss le ha contado que llevaba poco más de un año viuda y que le estaba costando mucho superar el dolor que sentía porque su marido y ella estaban muy enamorados “nos decíamos ‘Te quiero’ todos los días”. Toni le ha contado que se había casado dos veces, que tenía dos hijas, cuatro nietos y que sus relaciones se habían terminado por temas económicos.
Ella estaba encantada hablando con él, pero durante la cita se ha dado cuenta de dos cosas que no le han dejado avanzar. Ha sentido que Toni tenía mucha carga en su mochila y le no le iba a poder ayudar a salir de su pena pero, sobre todo, se ha dado cuenta de que ella sigue enamorada.
Al saber que Toni sí quería tener una segunda cita con ella, se ha roto y le ha explicado que se había dado cuenta de que tenía todavía mucha pena en su corazón y que no estaba preparada para estar con nadie, pero que quería que fueran amigos.