Enrique cree que su cita en ‘First Dates’ no ha tocado temas claves para él: “No hemos hablado de literatura, de política, de temas espirituales…”
Enrique siente que Celia no es para él: “Es camarera y no sé si tiene mi nivel cultural”
Enrique ha estado más de 20 años cuidando a su mujer enferma de Alzheimer: “Me he encerrado en mi dolor”
Enrique no se ha visto nunca como un tipo atractivo, pero sí le ha gustado ir arregladito para dar buena sensación. Ha estudiado muchísimo, ha trabajado en diferentes profesiones, pero ahora está demasiado tranquilo “me gustaría dar clases de karate hasta los 90 años”. Le interesa cualquier tema en la vida e intenta tratarlos a fondo con experiencias o con lecturas. Busca a una mujer con apariencia física agradable, con los ojos verdes como su madre y con una figura bonita “yo en bañador estoy goloso”.
Celia, su cita, es camarera de salón y le encanta una boda, un bautizo y una comunión. Es una mujer luchadora que ha sacado a sus cinco hijos adelante. Enrique ha sentido que era una mujer con los ojos muy bonitos, pero se ha equivocado de nombre y la ha llamado Sonia. Ella le ha aclarado que se llamaba Celia y él le ha dicho que había trabajado en banca y que su cabeza ya no retenía más nombres.
Enrique ha comenzado la cita contándole que su mujer enfermó con cuarenta y pocos años de Alzheimer y había estado hasta hace dos años cuidándola 24 horas. Lo ha pasado fatal, pero asegura que se queda con lo mejor de su vida que son sus dos hijos. Celia ha querido saber si después había conocido a alguien y el soltero le ha confesado que para él era una noche especial porque nunca había hecho algo así “he estado cerrado en mi dolor”.
Ella ha sentido que tenía que abrirse a la vida y que lo tenía que haber pasado fatal. Ella se casó muy enamorada, se quedó viuda y luego tuvo dos hijos con otra pareja, pero la cosa no salió bien. Ernesto estaba contento y no ha dudado en decirle que tenía unos ojos muy bonitos.
Celia le ha contado a Enrique que su hermano también practicaba karate y ha querido saber qué más le gustaba hacer. El soltero le ha contado que le gusta mucho leer y le ha confesado que se había leído a los clásicos españoles “Los del 98, la Generación del 27, los rusos… He leído unos mil libros podemos decir”.
Al interesarse por la profesión de su cita, Enrique se han llevado una decepción porque al ser camarera seguramente no tendría la misma cultura que tenía él. Celia ha sentido que Enrique era una buena persona, pero que era poquita cosa para ella, sin la intención de echarse flores. Lo que no esperaba es que él fuera el primero en darle calabazas.
Enrique le ha dicho que había sido una cita agradable y que le había caído bien, pero que le había faltado que hablaran “de literatura, política, filosofía… temas espirituales”. Ella le ha dejado claro que no hablaba ni de fútbol ni de política y que estaba de acuerdo en que no tenían casi nada en común.