Carlos Sobera le ha saludado como Raúl, pero el soltero le ha pedido que le llamara Alejandro, no se llama Raúl Alejandro como el cantante, pero sí decidió que no le gustaba nada el nombre de Raúl y que él era mucho más Alejandro. Es bailarín, modelo, drag Queen “soy una dancing Queen”. El sueño de su vida es vivir en Nueva York y triunfar en el mundo del baile. Le gustaría conocer a un chico con buena presencia, carismático y con aficiones similares a las suyas.
Andi, su cita, es un tipo al que le gusta salir a cenar, viajar, comprar ropa y la fiesta “el exceso y la noche”. Al ver a Alejandro ha sentido que era “un chico majo”. Él no le ha parecido a Alejandro el chico que le podría gustar, pero “por intentarlo no se pierde nada”.
Mientras esperaban la cena, Alejandro le ha contado que era bailarín y que su sueño era irse a Nueva York, algo que a Andi le ha parecido admirable. También le ha contado que en su proceso artístico había conocido a Sabrina Potente, su personaje drag, algo que a su cita le ha dado mucha envidia “el 90% de los gays quiere ser drag, pero yo no me atrevo”. Andi le ha contado que trabajaba en una multinacional de comercial, que había triunfado en algunas cosas y también está escribiendo una pequeña biografía de su vida.
Alejandro no estaba sintiendo el feeling que buscaba y al saber que lo que más le gustaba a Andi era gastar “el lujo, gastar, si no tengo dinero me muero… yo no voy a estar con un pobre”, ha sentido que igual no era un chico para él “me echa para atrás”.
En el reservado, los jóvenes se han puesto en alerta ante la posibilidad de tener que besarse. Alejandro ha tomado la delantera y le ha dicho que él no besaba en la primera cita, y que le podía dar un beso loco, pero en el cuello. Andi ha aceptado, pero estaba convencido de que la cita estaba siendo muy aburrida.
Menos mal que ha comenzado a sonar el temazo de Beyoncé y los solteros los han dado todo al ritmo de la música incluso, se han dado calabazas mutuas “a lo Beyoncé”.