Mari Carmen es como un niño pequeño que siempre quiere jugar cuando está enamorada. La vida le ha tratado muy bien, ha estado casada desde los 19 años hasta hace cuatro años “he tenido a un hombre que me ha tratado como una princesita y he sido sumamente feliz”. Después, ha estado unos meses con un señor, pero la cosa no salió bien. Le encanta estar en pareja y quiere tener a su lado a un hombre grande que le abrace, que le haga sentir cositas y sobre todo, que le haga reír.
Carlos, su cita, nunca ha estado enamorado “no me enamoré ni de mi mujer con la que estuve 35 años”. Es consciente de que es triste decir que no sabe lo que quiere, pero es que es la verdad. Al ver a Mari Carmen ha tenido claro que la conocía de algo, pero les ha costado unos minutos recordar de qué. Él le ha dicho que había sido cirujano y médico endocrino 35 años, algo que ha despertado la memoria de la soltera.
Se conocieron en una red social, pero la cosa no cuajo y han decidido comenzar de cero, Mari Carmen se ha vuelto a presentar como si nada hubiera sucedido antes.
Mari Carmen ha comenzado la cita pidiéndole a Carlos que le contara un poquito de su vida y él le ha contado que había sido médico durante 35 años y que después se había apuntado a varios cursos de criminología, a baile y que le gustaba seguir aprendiendo, algo que a ella le ha gustado mucho. En el amor, estuvo casado 35 años y hace 10 que se quedo viudo “desde entonces no ha habido nada”.
Nervioso, le ha pasado el turno a ella y se ha sorprendido al comprobar la cantidad de vivencias que había tenido. La soltera le ha contado que se enamoró de un americano y que había estado más de 20 años viviendo allí “aprendí inglés, monté un gimnasio y después, me hice azafata de vuelo”. Carlos le ha dicho que sentía que las azafatas podían conocer a mucha gente viajar y que eso le gustaba. Mari Carmen le ha dicho que era cierto y le ha contado en tono de broma que había mucha gente que era habitual en los aviones y que les veías que “unas veces venían con su esposa y otras con otras…”.
La soltera le ha contado que estaba acostumbrándose a estar sola y que le encantaba la libertad que tenía, él le ha dado la razón y le ha dicho que a su edad ya están para disfrutar, pero no para convivir. Además, le ha asustado un poco el concepto que ella tiene de pareja protectora porque él piensa que los hombres y las mujeres son igual para todo “en lo bueno y en lo malo”. Eso sí, ha querido saber si ella era mandona “parezco un detective”.
La cita iba muy bien, pero cuando han empezado a hablar de amor y de sus deseos sobre una relación, la cosa se ha torcido. Han coincidido en que querían encontrar a “un amigo, un cómplice”, pero a Mari Carmen le ha asustado saber que Carlos era un tipo complicado mentalmente “Cuando me van bien las cosas, yo mismo busco complicarlas”. Ella busca a un tipo divertido que se sepa reír de sí mismo y elegante, mientras que él le ha dicho que puede resultar “impertinente”.
Con mucha educación, se han explicado sus motivos y él le ha dicho que la cita había sido maravillosa, pero que él no era un tipo protector americano “yo profundamente ateo y tiendo más al tipo de relación nórdica en el que hombre y mujer son completamente iguales”.